Nadie sabe bien dónde está, pero sí que aparecerá el día menos pensado en relación con la comisión de algún delito. A la Cañada Real no puede volver ya «El Rafita», a esa finca en la que se refugiaba cuando tenía problemas con la Policía, ya que fue derribada tras la operación «Ceniza» contra la banda a la que pertenecía, dedicada al robo a la carta de coches, al tratarse de una construcción ilegal. Nacido y criado en la marginalidad, ha sido detenido hasta la fecha en nueve ocasiones. Este «vaquilla» de nuevo cuño se inició en el delito a muy temprana edad: a los 7 años ya era «tironero», y a los 11 pertenecía a la «banda del chupete», conocida por romper farolas, robar y quemar coches en Alcorcón. Cuando solo tenía 14 años, dio una vuelta de tuerca más en su espiral destructora cuando una aciaga noche Sandra Palo se cruzó en su camino. Ella esperaba el autobús con su novio. Su final trágico —el crimen fue de los más atroces de la reciente crónica negra española— es de sobra conocido, como también la espiral delictiva en la que se instaló «El Rafita», incluso antes de que acabara de terminar la medida judicial por el crimen.
Rechazó todas las oportunidades de reinserción que le dieron y vulneró la libertad vigilada que cumplía en Málaga para refugiarse en Madrid, al calor de los suyos, para seguir haciendo lo único que quiere hacer, por desgracia.
Nota: Noticia publicada el 28/10/2011 www.abc.es
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